Alma de Película: Tulip fever




Sinopsis:
Tulip Fever es una película estadounidense de drama histórico dirigida por Justin Chadwick y escrita por Sir Tom Stoppard, adaptado de una novela de Deborah Moggach. Tulip Fever nos lleva hasta la Amsterdam del siglo 17 para conocer la historia de Sophia (Alicia Vikander), una joven huérfana que se crió en un orfanato regentado por una congregación de monjas. Sin que nadie se lo pregunte o proponga, es entregada en matrimonio a Cornelis (Christoph Waltz), un hombre de posición económica acomodada gracias al comercio de especies, que fácilmente le dobla la edad, por medio de un matrimonio arreglado. Cornelis está obsesionado con procrear un hijo, pero por más que Sophia  se muestra dispuesta a cumplir su deseo, al parecer sencillamente no encuentra la pasión necesaria en su relación como para que se cumpla el anhelo. A pesar de ello, llevan juntos una vida tranquila y sin sobresaltos, hasta que Cornelis decide contratar los servicios de Jan (Dane DeHaan), un promisorio artista, para que haga un retrato de la pareja. Este acercamiento hará que florezcan los sentimientos entre el pintor y Sophia, quien se da a la tarea de armar un complejo plan con tal de seguir el mandato de su corazón. Todo esto sucede a la par de la llamada “fiebre de los tulipanes”, en la que dichas flores se cotizaban a altos precios en mercados clandestinos, eran cultivadas en un entramado sistema organizado por la congregación de monjas, y en paralelo al romance entre la criada de la casa, Maria (Holliday Grainger) y el vendedor de pescados, William, (Jack O'Connell).

Reparto principal:
Alicia Vikander: Sophia
Dane DeHaan: Jan van Loos
Christoph Waltz: Cornelis Sandvoort
Judi Dench: abadesa de St. Ursula
Holliday Grainger: Maria
Jack O'Connell: William
Zach Galifianakis: Gerrit
Cara Delevingne: Annetje
Tom Hollander: Dr. Sorgh

Datos Generales:
País: Estados Unidos/ Reino Unido
Año: 2017
Género: Drama Romance, basada en una obra literaria.
Duración: 107 minutos
Idioma(s): Inglés

Comentario:
Esta bella película de época cuenta con un fastuoso y sobresaliente diseño de producción y de vestuario, y un maravilloso elenco con tremendos actores, que fue lo que principalmente me atrajo. Realmente se trata de una propuesta hermosa, con fotografías y vestuarios maravillosos, pero lamentablemente en cuanto a la trama, Tulip Fever no ofrece algo nuevo. Se hace algo tediosa y lenta, y la dulce y romántica historia de amor entre el pintor y la esposa del comerciante se queda algo corta, perdiéndose en largos diálogos innecesarios. Incluso algunas actuaciones como la de Cara de Lavigne y Zach Galifianakis parecen sobrar hasta cierto punto. La narradora, Holliday Grainger, sobresale de maravillas.
Si lo que buscas es una tranquila película, muy bella de ver, para una tarde de descanso (la recomiendo para domingos de nada que hacer), es lo tuyo, ya que, aunque algo lenta, la trama se desarrolla de tal forma que te mantiene interesada.

Mi puntuación: 


Romances del Alma: Un pasado sombrío, de Amanda Quick




Argumento:
Lavinia Larke se halla sin recursos y al cuidado de su sobrina en Roma, donde decide instalar una tienda de antigüedades como recurso de subsistencia. Pero, sin que su dueña lo supiese, la tienda era utilizada por una peligrosa banda de delincuentes para intercambiarse mensajes. El aguerrido Tobias March será quien irrumpa en su vida, y tras destrozar su tienda, la obligue a regresar a Londres, a pesar de sus propias intenciones.
Tras tiempo sin verse, Tobias y Lavinia vuelven a toparse, esta vez porque ambos se encuentran tras la pista de un diario que contiene peligrosos secretos: Lavinia está siendo chantajeada por uno de ellos, y Tobías es contratado como investigador privado por un hombre poderoso que teme que algo de lo que contiene ese diario vea la luz. Tras ciertas desavenencias, acaban uniendo fuerzas y trabajar en conjunto para dar con el diario, mientras el misterio se va enreversando a casa paso y las acaloradas disputas entre la joven y el detective abren paso a una profunda pasión.

Mi opinión:
Esta historia es la primera de la trilogía “Amantes y Sabuesos”, una de las más divertidas de la autora. Amanda Quick, escritora de romances históricos consagrada, sabe muy bien mantenernos expectantes con una trama detectivesca, ágil y misteriosa, mientras que nos regala un romance cargado de complicidad, compañerismo y pasión. Los personajes cuentan con gran carisma y personalidades potentes, además de escaparse de los cánones de belleza tradicionales. Un agrado de lectura.

Mi puntuación:   


Alma te cuenta, datos y +: Sobre el ridículo.




¿Has leído ya La Perfecta? Bueno, pues si es así, habrás notado que Tía Maddie ha perdido el suyo en una noche de fiesta (no entraremos en detalles, para no spoilear a quienes aún no la han leído). Causa bastante alboroto, de hecho y lo busca con ahínco. Pues seguramente te habrás preguntado qué es aquello que buscaba tía Maddie y por qué Honoria deja todo lo que está haciendo por ir a buscarlo. Pues bien, hoy te contaré sobre éste artículo infaltable en el atuendo de una dama victoriana, ya que desde que fue publicado este capítulo de La Perfecta han surgido muchas dudas al respecto. 
Ridículo de seda con motivos forales
En primer lugar, y para que nos contextualicemos, “Ridículo” es el nombre dado a un pequeño bolso de mano empleado en el atuendo femenino desde finales del siglo XVIII. Su nombre no proviene de que se considerase estúpido usarlo o que su diminuto tamaño se le considerase divertido, si no que nace de su forma de elaboración: en red (reticulum, en latín). Podemos decir que se trata de el verdadero antecesor del bolso o cartera, tal y como lo conocemos hoy.
Moda imperio
La necesidad de cargar con las cosas personales en una bolsa o bolsita fuera del vestido proviene directamente de la moda de vestir que se impone en la Europa de fines de siglo XVIII. A fines de 1800 la moda imperante apunta a un “retorno a la naturalidad”, haciendo que los vestidos de las damas intenten evocar las túnicas griegas y romanas de la antigüedad clásica, haciendo con ello que las mujeres vistan con ropajes más sencillos, con muchos menos capas de tela y más apegados al cuerpo que durante los 200 años anteriores. Este cambio acaba abruptamente con la costumbre, utilizada hasta entonces por las señoras, de esconder sus pertenencias en bolsillos internos de sus ropajes, ocultos entre los pliegues de sus abultadas faldas.
Nace así, la necesidad de transportar sus preciados tesoros en algún artilugio, lo cual al menos para mí, es una necesidad absolutamente razonable y real. Yo misma no puedo salir a la calle sin llevar un bolso o cartera en el que cargar con los artículos más esenciales… o menos esenciales. Así, sin mayor alternativa para cargar sus artículos, las damas se vieron obligadas a llevar, colgadas de la muñeca o la cintura, una delicada bolsita. Como veremos, el ridículo cumplía con una función esencial.

Dama con ridículo en forma
de concha marina
Ridículo a crochet 
Pero no pensarán que se trataba simplemente de bolsitas amarradas a la muñeca, ¿verdad? Por supuesto, como cada artículo del vestuario de una dama, el ridículo debía servir para ornamentar su atuendo y lucir a su portadora. Elaborados en tela, solían hacerse de crochet o punto, y eran fabricados por las mismas damas, lo que resulta una característica esencial.  Podían ser bordados y muy decorados y estaban sujetos por largas asas de cintas al talle o a la muñeca. Existían de variadas formas, ya que en ellos se vería la creatividad de su creadora, llegando a tener formas tan curiosas como las de una piña (popularizado por la emperatriz francesa Josefina, esposa de Napoleón) o de una banana.
En sus versiones más refinadas, los ridículos se confeccionaban en terciopelo, satén o seda a juego con el vestido que se llevase. El trabajo de bordado y la decoración era, además, un indicador del poder adquisitivo de la familia a la que la joven pertenecía. Los trabajos de cuentas tenían tal valor, que a comienzos de 1800, los patrones eran secretos celosamente guardados que pasaban de generación en generación. La flora y la fauna, las figuras románticas y las escenas pastorales se incluían entre sus temas más comunes.
Ridículo octagonal
Estos bolsitos alcanzaron tal nivel de popularidad que en un boletín de 1808 se afirmaba férreamente que “ninguna mujer a la moda aparecía en público sin un ridículo que contenía un pañuelo, un abanico, un bote con esencia y dinero fiduciario”. E incluso, dos años antes, se comentaba que durante el curso de un famoso juicio (a Lord Melville, el último impugnado en Reino Unido por malversación de dinero público), se podía ver a las mujeres sacando pequeños sándwiches de sus bolsitas para saciar el apetito en el tribunal.
La fama del ridículo duró aproximadamente entre 1795 y 1820, aunque se prolongó varios años en el siglo XIX y coincidió de pleno con la publicación de las obras literarias de Jane Austen.
Varias de sus novelas incluyen descripciones de este accesorio, como por ejemplo en el capítulo octavo de Orgullo y prejuicio, donde Charles Bingley hace alusión a la capacidad de todas las jovencitas de saber “pintar, forrar biombos y hacer bolsitas de malla”. E incluso, pueden verse ridículos hasta bien avanzado el siglo XIX, como muestran vestuarios de películas como ‘Jane Eyre’.
Ridículo en tela, con bordados
Publicación de la época sobre el ridículo
Saber fabricar uno de estos bolsitos se convirtió en una habilidad obligatoria a desarrollar por las jóvenes de la época, llegando a encontrarse en libros o guías para señoritas donde se incluyen instrucciones paso a paso para coser un ridículo en diferentes formas, del ‘melón’ a las puntas lanceoladas.También, durante la revolución industrial, se fabricaron muchos diseños nuevos de ridículos gracias a la aparición de nuevas técnicas y materiales de fabricación. Con el tiempo, al cierre de cuerdas que caracterizó al ridículo se le añadió uno en metálico, como el de los monederos, que influiría en los bolsos de mano de décadas posteriores. Otra variedad del ridículo era el stocking purse o miser purse, con forma tubular y una zona de apertura central. Era muy común coserlos para regalo, con dos anillas que servían para asegurar y separar lo que contenía cada uno de los extremos.
Ridículo priamidal
¡Y eso no es todo! Lejos de ser un accesorio aparentemente superficial, el ridículo también se utilizó con fines políticos: En el museo Victoria & Albert de Londres puede encontrarse un ejemplar impreso con una mujer negra esclava dando el pecho a su hijo, un motivo de intención abolicionista que utilizó la Female Society for Birmingham, creada en 1825, en su campaña para poner fin a la esclavitud. Se presentaron este tipo de bolsos ante el rey Jorge IV de Inglaterra, la princesa Victoria y otros aristócratas y políticos de renombre. Aunque las imágenes de los ridículos animaban a unirse a la mejora de la situación de la mujer esclava, “a largo plazo eran estereotipos pasivos que suponían un detrimento en la lucha contra el racismo”, explican desde el museo.
Marcas famosas de bolsos
A partir de entonces y hasta nuestros días, el bolso ha sido un complemento esencial del vestuario femenino. Su forma y diseño varían de acuerdo a las necesidades de lo que deben transportar en cada época y a merced de los vaivenes de la estética del momento.
Con el paso de los años, y aun cuando reaparece el bolsillo en su vestimenta, la mujer no deja de usarlos: El bolso ya es parte de la moda. Desde el bolso emblema de la casa Chanel hasta la Birkin Bag de la casa Hermès (con precios sobre los 44.000 dólares, y para cuya adquisición los clientes deben de anotarse en una “lista de espera”), este complemento femenino se ha convertido también en objeto de lujo, pero sin lugar a dudas, esencial en la vestimenta diaria de una mujer.
Particularmente, a mi me encantan los bolsos en general, y me agrada mucho la idea de usar los ridículos: bolsos de mano, de pequeño tamaño, artesanales y que podamos regalarnos las unas a las otras, ¡Me encanta! Además, me resulta un infaltable total para salir a la calle. 
Aún así, como buena escritora, podría usar un ridículo solo para fiestas o ir de compras, ya que el resto del tiempo debo salir con bolsos enormes en el que quepan infinidad de cuadernos, lápices y la computadora.
De este tamaño, más o menos.

¿Y a ti, que tipo de bolso te gusta más llevar? ¡Cuéntanos!

¿Comprendes ahora por qué Maddie buscaba con tanta angustia su ridículo?

¡Yo me muero si pierdo mi bolso!


¡Nos leemos!