Alma te cuenta, datos y +: Sobre la época victoriana.


Si cierras los ojos mientras te digo, “Época victoriana” probablemente tu mente evoque distintas imágenes de abultados vestidos, entramados tocados y carruajes tirados por caballo. Imaginarás, quizás, a míster Darcy y Elizabeth en el campo británico, narrados por Jane Austen. ¿Pero, estamos en lo correcto si decimos que Darcy y Elizabeth vivieron en la “época victoriana”? Para saberlo, y de paso comprender a que hace referencia una obra cuando nos dice que se desarrolla en dicha época, explicaremos brevemente el concepto.

Como fanática de los romances históricos comencé a ver este concepto con suma frecuencia en las novelas de mi interés, pero nunca supe exactamente a que apuntaba. Siempre asumí, sin mucho cuidado, que hacía referencia a los 1800s de Inglaterra, y tras una breve investigación en Wikipedia, caí en cuenta de que atendía, en realidad, al periodo de regencia de la Reina Victoria. Cuando comencé a escribir novelas ambientadas en esta época, me vi en la obligación de excavar más profundo en la investigación y clarificar el concepto, y es por ello por lo que decidí mostrárselos hoy.Como punto de partida, entonces, podemos decir que cuando se habla de EPOCA VICTORIANA, comúnmente se hace referencia al periodo de tiempo, extenso y cambiante, durante el cual reinó Victoria I el imponente imperio británico. 
De este punto podemos hacer dos apreciaciones importantes:

1. No hablamos solo de Inglaterra (o Londres) cuando usamos este término, ya que el imperio británico bajo el gobierno de la reina Victoria llegó a ser el más extenso de los imperios europeos, abarcando territorios en la India, África, América y Asia. De ahí que podamos encontrar, por ejemplo, novelas victorianas ambientadas en Egipto, la India o China.

2. La Reina Victoria gobernó durante 64 años (1837-1901), siendo hasta entonces el gobierno más largo de la historia de Inglaterra. Como vemos, se trata de un periodo muy extenso, abarcando etapas muy dispares en el desarrollo del imperio. Así, por ejemplo, cuando la joven Victoria asumió el trono, Inglaterra era un país rural y agrario, y para cuando ella murió, en cambio, el país se hallaba altamente industrializado, llegando a estar casi completamente conectado por la red ferroviaria. También es por ello por lo que podemos encontrar novelas victorianas en las que los protagonistas no cuentan con luz eléctrica o telégrafos, mientras que en otras incluso vemos la aparición de automóviles y teléfonos.


Se trata entonces de un periodo extenso y convulso, con grandes cambios en la vida de las personas que podrían hallarse reflejados en las novelas que leemos. La Inglaterra victoriana vio con rapidez el desarrollo nuevas tecnologías, cambios políticos y sociales (como el surgimiento de los derechos civiles de las mujeres, o la radicalización del movimiento obrero y social), y grandes revoluciones científicas.

Existía en esta época, también, una gran división social, la sociedad se hallaba marcadamente separada en clases sociales, con una muy restringida movilidad social, y entre géneros. Los espacios públicos y privados eran dominados ampliamente por los hombres, quienes tenían incluso derecho a golpear a sus esposas a modo de reproche. Las mujeres eran consideradas seres delicados, volubles e impresionables, que debían ser cuidadas y protegidas por los hombres, quienes se consideraban series de superior intelecto. Las mujeres, entonces, quedaron relegadas a un estatus de sometimiento, y encomendadas casi únicamente al cuidado del hogar y los hijos. El objetivo principal de la educación que recibían era el de ser casadas. Así, la época victoriana fue una época regida por el hombre rico, ya que pobres y mujeres poco pudieron disfrutar de los increíbles avances y el rápido desarrollo que trajo este periodo de la historia. Sin embargo, es también durante el gobierno de la Reino Victoria que se aprobaron leyes como el Acta de Propiedad de las Mujeres Casadas (que le permitía administrar sus bienes y no que estos pasaran a manos de su marido al casarse como se hacía hasta entonces), la Ley de Divorcio y la posibilidad de que las mujeres conservaran la tenencia de sus hijos/as tras la separación. También hubo muchas escritores y artistas consagradas.


Esta época, además, marca una gran dicotomía moral (la doble moral victoriana), ya que las vidas de los habitantes del imperio se regían por la férrea moral de la reina, sumamente estricta y conservadora. Se consideraban repulsivos los vicios de todo tipo ( sexo, juegos, apuestas), la pereza, e inclusive la pobreza, mientras que se cultivaban virtudes como la castidad, la sencillez y la honra. Todo buen ciudadano del Imperio debía mostrar ante sus congéneres una conducta recta y honesta, aunque estas virtudes, en muchos casos, fueran sólo una apariencia. Por ejemplo, se cuenta que la reina mandó alargar los manteles de palacio para que cubrieran las patas de la mesa en su totalidad ya que, decía, podían incitar a los hombres al recordar las piernas de una mujer. Sin embargo, paralelamente a las estrictas costumbres de la época la prostitución se había convertido en un negocio que movía millones de libras. El este de Londres albergaba muchos burdeles, salones de espectáculos y salas de juego, en donde se realizaba la explotación sexual, el abuso de menores, el juego clandestino y el tráfico de drogas.

Como vemos, se trata de un periodo tan extenso en la historia de un país que muestra constantes y variados cambios, de ahí que nuestras novelas favoritas puedan tratar temas y ambientes tan dispares, como lo fue la época. En otras entradas ahondaremos en algunos aspectos de esta época, como la vestimenta, el rol de las mujeres y otros, pero por ahora esperamos haber clarificado algo el concepto (a mí al menos me resultó útil, ya que antes de esta pequeña investigación, se me hacía confuso con otros como la regencia, o la era eduardiana, y me costaba distinguir de que años y procesos hablábamos).

Volviendo a la pregunta inicial, ahora que tenemos algo más de antecedentes: ¿Darcy y Elizabeth, de Orgullo y prejuicio, vivían en la época victoriana? Yo ya tengo mi respuesta, pero espero las suyas.


¡Nos leemos!


Alma de Película: Tulip fever




Sinopsis:
Tulip Fever es una película estadounidense de drama histórico dirigida por Justin Chadwick y escrita por Sir Tom Stoppard, adaptado de una novela de Deborah Moggach. Tulip Fever nos lleva hasta la Amsterdam del siglo 17 para conocer la historia de Sophia (Alicia Vikander), una joven huérfana que se crió en un orfanato regentado por una congregación de monjas. Sin que nadie se lo pregunte o proponga, es entregada en matrimonio a Cornelis (Christoph Waltz), un hombre de posición económica acomodada gracias al comercio de especies, que fácilmente le dobla la edad, por medio de un matrimonio arreglado. Cornelis está obsesionado con procrear un hijo, pero por más que Sophia  se muestra dispuesta a cumplir su deseo, al parecer sencillamente no encuentra la pasión necesaria en su relación como para que se cumpla el anhelo. A pesar de ello, llevan juntos una vida tranquila y sin sobresaltos, hasta que Cornelis decide contratar los servicios de Jan (Dane DeHaan), un promisorio artista, para que haga un retrato de la pareja. Este acercamiento hará que florezcan los sentimientos entre el pintor y Sophia, quien se da a la tarea de armar un complejo plan con tal de seguir el mandato de su corazón. Todo esto sucede a la par de la llamada “fiebre de los tulipanes”, en la que dichas flores se cotizaban a altos precios en mercados clandestinos, eran cultivadas en un entramado sistema organizado por la congregación de monjas, y en paralelo al romance entre la criada de la casa, Maria (Holliday Grainger) y el vendedor de pescados, William, (Jack O'Connell).

Reparto principal:
Alicia Vikander: Sophia
Dane DeHaan: Jan van Loos
Christoph Waltz: Cornelis Sandvoort
Judi Dench: abadesa de St. Ursula
Holliday Grainger: Maria
Jack O'Connell: William
Zach Galifianakis: Gerrit
Cara Delevingne: Annetje
Tom Hollander: Dr. Sorgh

Datos Generales:
País: Estados Unidos/ Reino Unido
Año: 2017
Género: Drama Romance, basada en una obra literaria.
Duración: 107 minutos
Idioma(s): Inglés

Comentario:
Esta bella película de época cuenta con un fastuoso y sobresaliente diseño de producción y de vestuario, y un maravilloso elenco con tremendos actores, que fue lo que principalmente me atrajo. Realmente se trata de una propuesta hermosa, con fotografías y vestuarios maravillosos, pero lamentablemente en cuanto a la trama, Tulip Fever no ofrece algo nuevo. Se hace algo tediosa y lenta, y la dulce y romántica historia de amor entre el pintor y la esposa del comerciante se queda algo corta, perdiéndose en largos diálogos innecesarios. Incluso algunas actuaciones como la de Cara de Lavigne y Zach Galifianakis parecen sobrar hasta cierto punto. La narradora, Holliday Grainger, sobresale de maravillas.
Si lo que buscas es una tranquila película, muy bella de ver, para una tarde de descanso (la recomiendo para domingos de nada que hacer), es lo tuyo, ya que, aunque algo lenta, la trama se desarrolla de tal forma que te mantiene interesada.

Mi puntuación: 


Romances del Alma: Un pasado sombrío, de Amanda Quick




Argumento:
Lavinia Larke se halla sin recursos y al cuidado de su sobrina en Roma, donde decide instalar una tienda de antigüedades como recurso de subsistencia. Pero, sin que su dueña lo supiese, la tienda era utilizada por una peligrosa banda de delincuentes para intercambiarse mensajes. El aguerrido Tobias March será quien irrumpa en su vida, y tras destrozar su tienda, la obligue a regresar a Londres, a pesar de sus propias intenciones.
Tras tiempo sin verse, Tobias y Lavinia vuelven a toparse, esta vez porque ambos se encuentran tras la pista de un diario que contiene peligrosos secretos: Lavinia está siendo chantajeada por uno de ellos, y Tobías es contratado como investigador privado por un hombre poderoso que teme que algo de lo que contiene ese diario vea la luz. Tras ciertas desavenencias, acaban uniendo fuerzas y trabajar en conjunto para dar con el diario, mientras el misterio se va enreversando a casa paso y las acaloradas disputas entre la joven y el detective abren paso a una profunda pasión.

Mi opinión:
Esta historia es la primera de la trilogía “Amantes y Sabuesos”, una de las más divertidas de la autora. Amanda Quick, escritora de romances históricos consagrada, sabe muy bien mantenernos expectantes con una trama detectivesca, ágil y misteriosa, mientras que nos regala un romance cargado de complicidad, compañerismo y pasión. Los personajes cuentan con gran carisma y personalidades potentes, además de escaparse de los cánones de belleza tradicionales. Un agrado de lectura.

Mi puntuación:   


Alma te cuenta, datos y +: Sobre el ridículo.




¿Has leído ya La Perfecta? Bueno, pues si es así, habrás notado que Tía Maddie ha perdido el suyo en una noche de fiesta (no entraremos en detalles, para no spoilear a quienes aún no la han leído). Causa bastante alboroto, de hecho y lo busca con ahínco. Pues seguramente te habrás preguntado qué es aquello que buscaba tía Maddie y por qué Honoria deja todo lo que está haciendo por ir a buscarlo. Pues bien, hoy te contaré sobre éste artículo infaltable en el atuendo de una dama victoriana, ya que desde que fue publicado este capítulo de La Perfecta han surgido muchas dudas al respecto. 
Ridículo de seda con motivos forales
En primer lugar, y para que nos contextualicemos, “Ridículo” es el nombre dado a un pequeño bolso de mano empleado en el atuendo femenino desde finales del siglo XVIII. Su nombre no proviene de que se considerase estúpido usarlo o que su diminuto tamaño se le considerase divertido, si no que nace de su forma de elaboración: en red (reticulum, en latín). Podemos decir que se trata de el verdadero antecesor del bolso o cartera, tal y como lo conocemos hoy.
Moda imperio
La necesidad de cargar con las cosas personales en una bolsa o bolsita fuera del vestido proviene directamente de la moda de vestir que se impone en la Europa de fines de siglo XVIII. A fines de 1800 la moda imperante apunta a un “retorno a la naturalidad”, haciendo que los vestidos de las damas intenten evocar las túnicas griegas y romanas de la antigüedad clásica, haciendo con ello que las mujeres vistan con ropajes más sencillos, con muchos menos capas de tela y más apegados al cuerpo que durante los 200 años anteriores. Este cambio acaba abruptamente con la costumbre, utilizada hasta entonces por las señoras, de esconder sus pertenencias en bolsillos internos de sus ropajes, ocultos entre los pliegues de sus abultadas faldas.
Nace así, la necesidad de transportar sus preciados tesoros en algún artilugio, lo cual al menos para mí, es una necesidad absolutamente razonable y real. Yo misma no puedo salir a la calle sin llevar un bolso o cartera en el que cargar con los artículos más esenciales… o menos esenciales. Así, sin mayor alternativa para cargar sus artículos, las damas se vieron obligadas a llevar, colgadas de la muñeca o la cintura, una delicada bolsita. Como veremos, el ridículo cumplía con una función esencial.

Dama con ridículo en forma
de concha marina
Ridículo a crochet 
Pero no pensarán que se trataba simplemente de bolsitas amarradas a la muñeca, ¿verdad? Por supuesto, como cada artículo del vestuario de una dama, el ridículo debía servir para ornamentar su atuendo y lucir a su portadora. Elaborados en tela, solían hacerse de crochet o punto, y eran fabricados por las mismas damas, lo que resulta una característica esencial.  Podían ser bordados y muy decorados y estaban sujetos por largas asas de cintas al talle o a la muñeca. Existían de variadas formas, ya que en ellos se vería la creatividad de su creadora, llegando a tener formas tan curiosas como las de una piña (popularizado por la emperatriz francesa Josefina, esposa de Napoleón) o de una banana.
En sus versiones más refinadas, los ridículos se confeccionaban en terciopelo, satén o seda a juego con el vestido que se llevase. El trabajo de bordado y la decoración era, además, un indicador del poder adquisitivo de la familia a la que la joven pertenecía. Los trabajos de cuentas tenían tal valor, que a comienzos de 1800, los patrones eran secretos celosamente guardados que pasaban de generación en generación. La flora y la fauna, las figuras románticas y las escenas pastorales se incluían entre sus temas más comunes.
Ridículo octagonal
Estos bolsitos alcanzaron tal nivel de popularidad que en un boletín de 1808 se afirmaba férreamente que “ninguna mujer a la moda aparecía en público sin un ridículo que contenía un pañuelo, un abanico, un bote con esencia y dinero fiduciario”. E incluso, dos años antes, se comentaba que durante el curso de un famoso juicio (a Lord Melville, el último impugnado en Reino Unido por malversación de dinero público), se podía ver a las mujeres sacando pequeños sándwiches de sus bolsitas para saciar el apetito en el tribunal.
La fama del ridículo duró aproximadamente entre 1795 y 1820, aunque se prolongó varios años en el siglo XIX y coincidió de pleno con la publicación de las obras literarias de Jane Austen.
Varias de sus novelas incluyen descripciones de este accesorio, como por ejemplo en el capítulo octavo de Orgullo y prejuicio, donde Charles Bingley hace alusión a la capacidad de todas las jovencitas de saber “pintar, forrar biombos y hacer bolsitas de malla”. E incluso, pueden verse ridículos hasta bien avanzado el siglo XIX, como muestran vestuarios de películas como ‘Jane Eyre’.
Ridículo en tela, con bordados
Publicación de la época sobre el ridículo
Saber fabricar uno de estos bolsitos se convirtió en una habilidad obligatoria a desarrollar por las jóvenes de la época, llegando a encontrarse en libros o guías para señoritas donde se incluyen instrucciones paso a paso para coser un ridículo en diferentes formas, del ‘melón’ a las puntas lanceoladas.También, durante la revolución industrial, se fabricaron muchos diseños nuevos de ridículos gracias a la aparición de nuevas técnicas y materiales de fabricación. Con el tiempo, al cierre de cuerdas que caracterizó al ridículo se le añadió uno en metálico, como el de los monederos, que influiría en los bolsos de mano de décadas posteriores. Otra variedad del ridículo era el stocking purse o miser purse, con forma tubular y una zona de apertura central. Era muy común coserlos para regalo, con dos anillas que servían para asegurar y separar lo que contenía cada uno de los extremos.
Ridículo priamidal
¡Y eso no es todo! Lejos de ser un accesorio aparentemente superficial, el ridículo también se utilizó con fines políticos: En el museo Victoria & Albert de Londres puede encontrarse un ejemplar impreso con una mujer negra esclava dando el pecho a su hijo, un motivo de intención abolicionista que utilizó la Female Society for Birmingham, creada en 1825, en su campaña para poner fin a la esclavitud. Se presentaron este tipo de bolsos ante el rey Jorge IV de Inglaterra, la princesa Victoria y otros aristócratas y políticos de renombre. Aunque las imágenes de los ridículos animaban a unirse a la mejora de la situación de la mujer esclava, “a largo plazo eran estereotipos pasivos que suponían un detrimento en la lucha contra el racismo”, explican desde el museo.
Marcas famosas de bolsos
A partir de entonces y hasta nuestros días, el bolso ha sido un complemento esencial del vestuario femenino. Su forma y diseño varían de acuerdo a las necesidades de lo que deben transportar en cada época y a merced de los vaivenes de la estética del momento.
Con el paso de los años, y aun cuando reaparece el bolsillo en su vestimenta, la mujer no deja de usarlos: El bolso ya es parte de la moda. Desde el bolso emblema de la casa Chanel hasta la Birkin Bag de la casa Hermès (con precios sobre los 44.000 dólares, y para cuya adquisición los clientes deben de anotarse en una “lista de espera”), este complemento femenino se ha convertido también en objeto de lujo, pero sin lugar a dudas, esencial en la vestimenta diaria de una mujer.
Particularmente, a mi me encantan los bolsos en general, y me agrada mucho la idea de usar los ridículos: bolsos de mano, de pequeño tamaño, artesanales y que podamos regalarnos las unas a las otras, ¡Me encanta! Además, me resulta un infaltable total para salir a la calle. 
Aún así, como buena escritora, podría usar un ridículo solo para fiestas o ir de compras, ya que el resto del tiempo debo salir con bolsos enormes en el que quepan infinidad de cuadernos, lápices y la computadora.
De este tamaño, más o menos.

¿Y a ti, que tipo de bolso te gusta más llevar? ¡Cuéntanos!

¿Comprendes ahora por qué Maddie buscaba con tanta angustia su ridículo?

¡Yo me muero si pierdo mi bolso!


¡Nos leemos!

Romances del Alma: Historia secreta del Clavel Carmesí, de Lauren Willig.




Argumento:
Una joven recién graduada, Eloisa Nelly, se encuentra en Londres por una beca de estudios por la que investiga para su tesis sobre espías ingleses de finales del siglo XVIII, la que gira principalmente sobre las misteriosas figuras de La Pimpinela Escarlata, La Genciana Púrpura, cuyas verdaderas identidades fueron conocidas y El Clavel Carmesí, quien, habiendo salvado a Inglaterra de la invasión Napoleónica, permanece oculta. Sus investigaciones la llevan a creer que la identidad del Clavel Carmesí puede verse revelada en la historia de la familia Selwick, descendiente de la Genciana Púrpura, por lo que en un intento de investigar al respecto se contacta con el actual Lord de la casa, un atractivo y muy apuesto, aunque sumamente antipático joven que decide no permitirle el acceso a los archivos familiares. Eloísa logra descubrir un diario oculto en el que se cuenta la fascinante historia de una jovencita victoriana, Amy Balcourt y sus aventuras junto al que se convertirá en su amante, la Genciana. La novela alterna por capítulos ambas historias, la de la joven victoriana y su espía, y la actual, y en ambas se desarrollan entrañables romances.

Mi opinión:
Esta entretenida novela es una de mis favoritas, aunque más entrañable para mí resulta la segunda de la saga, El antifaz del tulipán negro, es fácil decir que cuenta con estilo muy fresco y los novedosos saltos temporales en la narración otorgan un imprevisible y agradable quiebre de épocas, que aporta una mezcla irresistible de romance, intriga, comedia y novela de capa y espada. Sin duda, una más que recomendada novela. El único problema es que es parte de una extensa saga, que sólo tiene traducidas al español las dos primeras partes.

Mi puntuación:

Alma de Película: Versailles




Sinopsis:
Versalles (Versailles) es una serie de televisión francocanadiense que relata la construcción del Palacio de Versalles durante el reinado de Luis XIV. Fue estrenada en Francia el 16 de noviembre de 2015 en Canal+. Comenzando en el año 1667, relata la obsesión de Luis XIV (George Blagden), el célebre rey francés, de construir un gran palacio en Versalles, unas tierras a las afueras de la capital francesa. Todo ello con el objetivo de engrandecer su figura y someter a la nobleza, gran opositora de los planes del monarca, al que ponen en constantes apuros. A la vez, la serie también relata otros temas, como la complicada relación con su hermano Felipe I de Orleans (Alexander Vlahos), las relaciones del protagonista con sus innumerables amantes o las constantes intrigas de la Corte. Guerras, enemigos, asesinatos, y todo tipo de intrigas merodean los pasillos del palacio.

Reparto principal:
George Blagden: Luis XIV.
Alexander Vlahos: Felipe I de Orleans.
Stuart Bowman: Alexandre Bontemps.
Tygh Runyan: Fabien Marchal.
Elisa Lasowski: María Teresa de Austria .
Noémie Schmidt: Enriqueta de Inglaterra.
Evan Williams: Felipe de Lorena               .
Anna Brewster: Madame de Montespan.

Datos Generales:
País de origen: Francia, Canadá, Reino Unido, Estados Unidos.
Género: Drama televisivo.
Localización: Francia y Canadá.
Idioma(s): Inglés- Francés.
Temporadas: 3.
Episodios: 30.

Comentario:
Para mí, una verdadera obra de arte. Las actuaciones son maravillosas, (Para las fanáticas de Vikings, George Blagden (Athlestan) interpreta majestuosa e iracundamente a Luis XIV). Es un rey introspectivo, decidido y egocéntrico el que protagoniza esta serie, que ya cuenta con su tercera temporada (en Netflix están disponibles). La intriga política de la corte de Versalles, la extravagancia de la personalidad del Rey, y la lucha despiadada entre las damas de la corte por atraer y mantener su atención, aun dejan espacio al desarrollo de la historia no menos llamativa de Felipe I de Orleans, su hermano menor, interpretado por el apuesto Alexander Vlahos, quien resiente en su posición de hermano segundo, confrontando su relego con un profundo afecto por su hermano y mostrándonos su irreverente estilo de vida y su polémica relación con un hombre, Felipe de Lorena, a pesar de estar casado. Horas y horas de emoción. La trama no deja de enganchar, ya que no alcanza a resolverse un problema, cuando comienza otro. No puedo darle cinco estrellas, por que no está terminada y aun puede decaer, (y porque pierde un poco el efecto al estar grabada en inglés), pero su belleza, sus interpretaciones, su música y su trama, merecen más que recomendarla.

Mi puntuación: 


¿Que opinas? ¿La has visto ya?

Alma te cuenta, datos y +: Sobre la temporada social en el Londres victoriano.



Toda fanática de los romances de época se ha topado con alguna historia victoriana ambientada en plena “temporada”. ¿Sabes de qué se trata? Para mí resultó muy curioso y sorprendente, al investigar para La Perfecta, descubrir que se trataba de mucho más que simplemente unas “vacaciones” en la vida de los habitantes en Londres, sino que, todo lo contrario. Hoy les traigo un resumen de lo que aprendí de ella recopilado por mí, y que me ha resultado muy útil, tanto para el desarrollo de mis novelas, como para ubicarme temporalmente en las historias de este tipo que leo.
Londres Victoriano
La Temporada Social Londinense (Temporada o The season en inglés) es un término utilizado para referirse al periodo del año en el que los miembros de la alta sociedad inglesa abandonan sus residencias en el campo y se trasladan a inundar las calles de Londres con el único fin de asistir a una abundante serie de exclusivos eventos: fiestas, bailes, cenas y todo tipo de actividades ocuparán, durante este periodo, el tiempo de la aristocracia y la alta burguesía.
Se desarrolló a contar del siglo XVII, pero alcanzó su punto máximo esplendor en el siglo XIX, que como hemos dicho en la entrada anterior, es en el que se desarrolla justamente la época victoriana. De ahí que en muchas de nuestras novelas favoritas veamos a nuestra heroína ocupada en un sinnúmero de actividades sociales.
Visita amistosa

Si bien se trata de un evento que continúa practicándose en la actualidad, y su duración exacta fue variando, dependiendo de la época y el transcurso del tiempo, durante el reinado de Victoria la Temporada iniciaba, hasta 1837, pasada la navidad (entre enero y febrero). En general, se entendía iniciada el día 18 de enero, en el que se celebraba el “Día de la Reina”, por lo que era preciso presentarse ese día en La corte. Además, coincidía con el inicio de las sesiones del parlamento británico, por lo que tenía una gran relevancia en el desarrollo de la política del país, ya que los miembros de ambas cámaras participaban activamente en ella.  A contar de 1837, el inicio de la temporada se vio retrasado para marzo-abril, (acabada la celebración de pascua), pero añadiéndose una pretemporada o “Little season” entre octubre y diciembre. Finalizaba, de todas formas, al comenzar la temporada de caza, generalmente coincidiendo con el “Glorius 12” (12 de agosto), día en que se daba inicio a la temporada de caza de la perdiz roja.  

Baile de debutantes

Durante estos meses, de primavera y verano, la aristocracia y la nobleza terrateniente abandonaban sus residencias consideradas habituales en el campo para instalarse en Londres a disfrutar de los exclusivos eventos en las grandes mansiones de los principales miembros de la aristocracia, sociabilizar en espacios públicos y participar en la política. Todos estos eventos apuntaban a un fin principal: Servir de “feria de matrimonio” para las jovencitas de buena sociedad, guiadas minuciosamente por sus madres o protectoras. La principal preocupación de estas jovencitas radicaba en mostrarse en el lugar oportuno, en la compañía correcta (obviamente, junto a nacidos ricos e influyentes) y vestidas correctamente para cada ocasión y hora del día. 

Teatro victoriano
Gran parte de las actividades se desarrollaban en espacios públicos: Se organizaban acontecimientos deportivos, como las regatas de Hentley, de Derby o de Epson, y las carreras de caballo en el Royal Ascot; resultaban imperdibles los paseos matutinos por el Rotten Row, o de media tarde por el Hyde Park, preferentemente en coche a caballo, y por supuesto,  a techo descubierto a fin de dar la oportunidad a los demás paseantes de intercambiar saludos y observar sus galas. Las visitas al Egiptian Hall (el museo de historia natural), en Picadily Street, a las exposiciones de arte en el Royal Academy o, para los más avezados, a la cámara de los horrores de Madame Tussauds resultaban también provechosas ocasiones sociales, en las que intercambiar saludos e invitaciones a otras reuniones. Las expediciones al jardín de atracciones en Chelsea o al mercado Covent Garden, e incluso a visitar las tiendas de Hay Market, Regent Street y Oxford Street mantenían ocupadas a las damas y sus chaperonas. Y por supuesto, resultaba imposible no asistir a espectáculos artísticos como el teatro, la ópera o los conciertos de Exeter Hall.
Cena victoriana
También muchas reuniones se celebraban en recintos privados: Ya que las jóvenes no podían asistir a cenar a restaurantes o cafés, las cenas íntimas, con un número reducido de asistentes eran una ocasión recurrente y útil para sociabilizar. En ellas, las parejas invitadas accedían al comedor en orden de su rango nobiliario y estatus social, los menús repartidos eran escritos en francés y contaban con una degustación de 8-9 platos en promedio, acompañados de las infaltables bebidas: burdeos y champañas. Luego de la hora de cenar se desarrollaban los bailes de diverso tipo, al que asistían entre 200 a 500 invitados. Duraban ¾ de la noche y se constituían como la ocasión más propicia para el galanteo y el acercamiento entre las damas casaderas y los varones interesados ¡Pero cuidado! No solo la etiqueta de vestuario y los modales debían ser ajustados a protocolo: El galanteo tenía límites y, por ejemplo, ninguna dama podría bailar más de tres bailes con el mismo caballero. Esto era considerado un terrible escándalo y si la pareja no anunciaba su compromiso o se casaba prontamente, la joven podría caer en la deshonra y el destierro social.

Pequeño concierto
Y no sólo en las noches se realizaban actividades. Durante el día, las apretadas agendas permitían que se realizasen visitas ceremoniosas o de carácter formal entre las 3 y 4 de la tarde, y nunca de más de un ¼ de hora por visitante. Si se trataba de visitas menos formales, podían realizarse entre 4 y 5, y ya si se deseaba visitar a alguna amistad o familiar, podía hacerse entre 5 y 6, sin problema. También se organizaban almuerzos y tés de media tarde, acompañados generalmente por un breve concierto o recital de canto otorgado por las jóvenes anfitrionas o algunas invitadas, a veces acompañadas por caballeros entusiastas. A última hora de la tarde, entre las 6 y las 7, podían celebrarse las llamadas “Garden Parties” o fiestas de jardín, en las que los invitados disfrutaban del frescor del final del día acomodados en mantas sobre el césped y distendidos compartían alguna merienda, mientras se realizaban algunos deportes que propiciaran el flirteo entre los asistentes.

Presentación en sociedad de una burguesa.
Para participar de todos estos eventos, una dama, noble o burguesa, debía haber sido presentada en sociedad, y la temporada social constituía una muy buena oportunidad para que las jóvenes casaderas dieran este paso. La “presentación social” o ante la corte consistía en un evento en que la joven en cuestión y previa cita debía concurrir al palacio de Buckingham o a St. James (dependiendo de la fecha) y esperar su turno para ingresar al salón y presentarse ante la Reina. Para conseguir la cita, debía solicitarse por otra dama, de buena reputación y ya presentada a la corte (generalmente la madre de la joven o una familiar directa, o alguna otra dama de sociedad que diese fe de ella). Si se trataba de la hija de un noble, la reina la recibiría y besaría su frente. Si solo se trataba de una joven acaudalada, era ella quien debía inclinarse ante la reina y besar su mano. No es para pensar que se tratase de algo muy simple: Constaba de un sinnúmero de pasos y protocolos a seguir y su resultado perseguiría a la joven hasta el día de su muerte. Se trataba de uno de los momentos más importantes de la vida de una joven, por lo que tanto ella como su familia se preparaban con esmero. Esta ceremonia, que iniciaba a las 10 de la noche, era presenciada por los demás miembros de a corte, por lo que resultaba la ocasión ideal para los jóvenes en busca de esposa y sus familias, de observar con atención a las damas casaderas de esa temporada, en miras a la oportunidad de hallar una esposa adecuada. 
Cortejo
Una vez realizada dicha ceremonia, las “debutantes” (modo de referirse a una dama recién presentada, durante su primera temporada) eran “lanzadas a la escena social”, quedando capacitadas para asistir al Royal Ascott (hipódromo), fiestas de té vespertinas, partidos de polo y bailes, todos ellos escenarios en los cuales debían hacer gala de sus mejores aptitudes: actuar del modo apropiado para una dama. Muchas de estas jovencitas, además, ofrecían una “fiesta de presentación” en la que las familias se esmeraban en dar gala de sus lujos y buen gusto para motivar a los invitados varones a cortejar a sus hijas. 
A fin de cuentas, todo se trataba de eso: Conseguir el mejor enlace para las jóvenes, antes de que acabase la temporada.

Me vuelvo al campo
¡No podría con tantas actividades! Yo, al menos, habría llegado a agosto agotada y agradecida de que todo el ajetreo acabase (probablemente, como Temperance, agradecida de regresar al campo) ¿A que ustedes no?

Hoy en día, aunque no existe una organización oficial de la temporada social, muchas tradiciones y costumbres permanecen, aunque con variaciones y adecuaciones. La temporada social londinense, hoy en día, se extiende de abril a agosto y en ella participa en actividades oficiales la Reina Elizabeth II, sus descendientes, la nobleza y miembros de la corte.
¿En cuáles de estos eventos vemos a Honoria durante su última temporada social? Sin pensarlo mucho, se me ocurren a menos 3 ¿Y a ustedes? ¡Espero sus respuestas!
¡Nos leemos!